29 agosto 2006

Corrida de Toros







Fue una corrida buena, con la mitad de la plaza ocupada, con un calor tranquilo y un viento nulo. Cuatro toros bien presentados, un poco manzos escepto los dos últimos, que contaban con características de bravía, y un poco más pesados. En el primer toro Leonardo Benítez, un poco bromista con la gente y la juez, hizo una faena modesta, prudente, y regular, con el toro que del corral salió apresurado, un poco pequeño pero ágil. La espada la conectó bien, un poco tirada al costado izquierdo, pero mortal, tardó en caer el toro. Y por la faena tranquila que hizo se llevó una oreja, la cual no agradeció mucho. En el segundo, José Luis Angelino hizo una faena buena, deafiando al toro, que a pesar de su mansedumbre, se llevó unos buenos capotazos y unos buenos muletazos. Lo mató con un espadazo bien colocado, el toro cayó para que le cortaran dos orejas. El tercer toro le dio a Benítez una buena presentación, un toro grande, bravo, de mirada levantada y con buena velocidad. Los capotazos no eran por el viento, eran por el eco del toro. Leonardo desafió a la muerte, la presentó ante el público como lo hizo Angelino, se llevó dos apéndices. El último, un buen toro, bravo y musculoso, negro y con cuernos altos, se presentó al salir de los corrales con una carrera bella. Los capotazos fueron buenos, largos; casi levanta al caballo del picador, culpable de que este toro se destronara y saliera manso al final de las banderillas, conectadas por la cuadrilla de Jose Luis. Castigado el toro, dedicado al Presidente Municipal, las envestidas fueron cortas, a veces, la mayoría, ya no hacía más que ver al torero y una que otra vez a la muleta. Enojado Angelino se derritió en coraje y soltó un espadazo en la faz del toro, que ni siquiera movió. Amorcillado, entablado, corrioso y demasiado castigado, tuvo que ser prematuramente asesinado. El estoque falló, a pesar de la precisión con la que fue puesto. A su vez, fallaron los tres descabellos, que tuvieron que ser cuatro, para que por fin y después de un aviso que ya olvidaba dar la trompeta, el toro cayera.









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