29 agosto 2006

Tlaxconada

Evento, Evento. Tres 'cohetes' demasiado pausados entre ellos. Frente a nosotros sueltan un toro, pinto y pequeño, tal vez no tenía el peso de un novillo, era pequeño, pero salió bravo. De inmediato se asomó a la gente, que corría sin motivo, pues estaba lejos de todos. Pero sorpresa, la manada se reunió de inmediato y la bravura de los toros desapareció para convertirse en corretiza. A veces envestían a los valientes con capotes y muletas, con paliacates y playeras de la huamantlada, a esos que les gusta correr y ser perseguidos, a esos que saben saltar o perderse en cualquier burladero o zahuán para escabullir los cuernos.
Un amigo del alcohol es atropellado por un burel, antes otra persona, tal vez ajena al vicio, también es revolcado y sus vestiduras rotas por los pitones amenazantes. Los toros se aburren, se cansan, se desesperan y ven que mucha gente se divierte con ellos y les avienta basura, muy valientes estas personas que de lejos lo provocan; además de que contaminan.
Otros aún no corre el toro y ya están despejando las calles para que pase, lo hacen corriendo a grandes velocidades, como nunca. Y la cerveza comienza a surtir efecto. Los toros que ahora fueron más grandes, ven a los borrachos como los tercos de siempre.
Al final, cansados los cuernudos, los perseguidos y perseguidores, se tuvieron que ir a descansar usando los cajones y casas de donde salieron.

















Por Carro Gris

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