18 septiembre 2006

El Grito





Con una espectacular cobardía, se inicia el día del Grito de Independencia. Fox se va a Dolores Hidalgo con el temor de un posible atentado, motivo por el cual ha sufrido estos últimos días y causado por su poco valor, autoridad e inteligencia. Nadie va a matarlo, ni siquiera a hacerle daño, es tan poca cosa su persona que no ha sabido llenar la investidura que se le ha encomendado. Entonces, se da el grito en aquella Iglesia donde Hidalgo, celebrando una misa, proclama la Independencia de México.
Silvestre Velásquez tenía pensado irse a Acopinalco del Peñón, no' mas porque allá iban a dar de cenar y se evitaría el trauma de estar frente a tanta gente que en las encuestas declara no estar conforme con su forma de gobernar. Pero como no tuvo motivo para hacer lo mismo que Fox, se conformó con hacer lo que le correspondía en el zócalo principal del municipio.
El grito fue precedido por una fuerte lluvia que espantó a mucha gente, pero que no le prohibió asistir al homenaje. Se escuchó la voz del presidente municipal, a penas nerviosa, un poco apagada. Se cantó el himno nacional, junto con el sonar de las campanas. Los fuegos artificiales en el cielo hicieron que los rostros se elevaran un poco, un castillo mojado, por allá uno borrachos riendo, en la antesala se preparaban los antojitos. Las patrullas dejaban ver su esplendor. Una dama tomando fotos a los militares que hacían guardia en espera del superior, y que recordaba la seguridad y miedo de Fox.
Y todo, todo, andaba regular si no ha sido por los artistas que en el templete organizaron sus voces.

Por Carro Gris

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