El paisaje agavero, patrimonio mundial
En la trigésima reunión del Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), celebrada en julio pasado en Vilna, Lituania, se incorporaron a la lista del Patrimonio Mundial el paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales de Tequila, Jalisco. De esta forma se otorga protección universal a un área de 34 658 hectáreas en la región del Valle de Tequila que incluye los municipios de Amatitlán, Arenal, Tequila y Teuchitlán. Aquí se localizan los cultivos del agave azul, planta usada desde hace al menos 2 000 años para producir textiles, bebidas fermentadas y, desde el siglo XVI, para elaborar tequila. Además de los campos de agaves, la inscripción incluye destilerías, fábricas (en uso o abandonadas), tabernas y los vestigios arqueológicos que se localizan en Teuchitlán. Así, México logró la inscripción de su primer sitio en la categoría de Paisaje Cultural en la lista mundial de la UNESCO, y además incrementó a 26 del número de sitios reconocidos como patrimonio mundial.
José de la Rosa Herrera, coordinador nacional de Centros INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), dijo que los representantes del Comité de Patrimonio Mundial dieron su aprobación para la inscripción del paisaje agavero por tratarse de un bien cultural. Las autoridades mexicanas que lograron este reconocimiento no buscan sólo la conservación del paisaje y los bienes culturales, también la preservación del Agave tequilana, especie de agave azul que enfrenta graves riesgos. Benjamín Rodríguez Garay, del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, estima que el 40% de los plantíos están afectados por la bacteria Erwinia carotovora y por un hongo, Fusarium oxysporum, que originan la pérdida del color azul característico de esta especie de agave, que se torna verde y amarilla.
En la Constitución de la UNESCO se estipula que “le incumbe a la colectividad internacional entera participar en la protección del patrimonio cultural y natural de valor universal excepcional prestando una asistencia colectiva que, sin reemplazar la acción del Estado interesado, la complete eficazmente.” Con este fin, se desarrolló un plan en el cual se estipulan las acciones a desarrollar en materia de conservación, restauración y utilización adecuada y sustentable de la zona.
En la trigésima reunión del Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), celebrada en julio pasado en Vilna, Lituania, se incorporaron a la lista del Patrimonio Mundial el paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales de Tequila, Jalisco. De esta forma se otorga protección universal a un área de 34 658 hectáreas en la región del Valle de Tequila que incluye los municipios de Amatitlán, Arenal, Tequila y Teuchitlán. Aquí se localizan los cultivos del agave azul, planta usada desde hace al menos 2 000 años para producir textiles, bebidas fermentadas y, desde el siglo XVI, para elaborar tequila. Además de los campos de agaves, la inscripción incluye destilerías, fábricas (en uso o abandonadas), tabernas y los vestigios arqueológicos que se localizan en Teuchitlán. Así, México logró la inscripción de su primer sitio en la categoría de Paisaje Cultural en la lista mundial de la UNESCO, y además incrementó a 26 del número de sitios reconocidos como patrimonio mundial.
José de la Rosa Herrera, coordinador nacional de Centros INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), dijo que los representantes del Comité de Patrimonio Mundial dieron su aprobación para la inscripción del paisaje agavero por tratarse de un bien cultural. Las autoridades mexicanas que lograron este reconocimiento no buscan sólo la conservación del paisaje y los bienes culturales, también la preservación del Agave tequilana, especie de agave azul que enfrenta graves riesgos. Benjamín Rodríguez Garay, del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, estima que el 40% de los plantíos están afectados por la bacteria Erwinia carotovora y por un hongo, Fusarium oxysporum, que originan la pérdida del color azul característico de esta especie de agave, que se torna verde y amarilla.
En la Constitución de la UNESCO se estipula que “le incumbe a la colectividad internacional entera participar en la protección del patrimonio cultural y natural de valor universal excepcional prestando una asistencia colectiva que, sin reemplazar la acción del Estado interesado, la complete eficazmente.” Con este fin, se desarrolló un plan en el cual se estipulan las acciones a desarrollar en materia de conservación, restauración y utilización adecuada y sustentable de la zona.
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