Anoche, fría como recientemente han estado, se llevó a cabo el festival en honor a Santa Cecilia. Anoche, fría como las Noches Blancas de Dostoievsky, pero amorosa y soñadora, las parejas salieron a bailar y escuchar la música que sin interés personal alguno, los músicos interpretaron pata festejar a quien dedican sus rezos.
El comienzo, tembloroso, acercó al escenario a un grupo de Rock-Pop nuevo, novel agrupación de Tlaxco que cuenta con participantes no mayores de 18 años y que a pesar de esto, de su poca experiencia, de su a penas cercano conocimiento de música, agradaron a los escuchas y sentaron un recuerdo y testimonio de que se quiere hacer algo en el pueblo. Lo erróneo es que ni siquiera fueron despedidos del escenario con un aplauso, pues el otro grupo --"Rojo Cereza"--inició su participación sin decir gracias a los jóvenes, además de que entre canción y canción, se les interrumpía largamente para ofrecer regalos.
"Quién trai unas zapatillas rojas, quién, le regalamos una jarra." "Una señora que sea mayor de 50 años, que pase y le regalamos un plancha." "Alguien que se llame Cecilia y que lo demuestre."
"Alguien que haya venido..." Cubetas, jarras, contenedores de comida, planchas, relojes, etc., algunos terminaron rotos en el suelo, otros llenos de tequila, otros olvidados, y otros de seguro dejaron marca en uno que otro pleitonero.
La música seguía, cumbias, lo que más llama la atención. Ah, y un grupo se atrevió a interpretar 'regetón', y las cumbias seguían. Después, un grupo que está creciendo bastante, al que ya se había visto en el quiosco, al que le gusta la música. "Sexto sentido", iniciando con "Corazón espinado" de Santana y Maná, pero otra vez el sonido, le suben el volumen para matar a los sordos y dejar sordos, la buena interpretación de estos muchachos se opacó por la mala sonorización. Se notó más cuando interpretaron a The Eagles, el Hotel California, donde la voz, los teclados, a veces hasta las guitarras, variaban de muy mal modo en las voces. Fue una lástima porque la prepararon muy bien.
Antes de que este grupo joven, sexto sentido, terminara, la gente ya se estaba moviendo al otro escenario. Donde el grupo de cumbias, Sangre Antillana, "el esperado", haría gala de su conocimiento musical.
Los reconocimientos fueron entregados por un representante del Presidente Municipal, a quien se le vio nervioso, sin imaginación, sin saber qué decir, además de resaltar a quienes conocía y a quienes no los dejaba con sólo nombrarlos. Pero todos quieren música y no escuchar pendejadas demagógicas, todos quieren disfrutar la vida y no escuchar lamiscones que ciernen tonterías en lugar de sentimientos y razones.
Ya en la madrugada, borrachos amables a los que todos quieren caer bien y extienden su mano hasta a los policías, quienes no corresponden al saludo y sí ponen caras desafiantes y provocadoras de enojos. Borrachos que se encuentran con un pretexto para soltar golpes y mostrar su hombría, que consiguen más botellas y la siguen en lo misterioso de sus casas, o en la seriedad de sus sueños.
El comienzo, tembloroso, acercó al escenario a un grupo de Rock-Pop nuevo, novel agrupación de Tlaxco que cuenta con participantes no mayores de 18 años y que a pesar de esto, de su poca experiencia, de su a penas cercano conocimiento de música, agradaron a los escuchas y sentaron un recuerdo y testimonio de que se quiere hacer algo en el pueblo. Lo erróneo es que ni siquiera fueron despedidos del escenario con un aplauso, pues el otro grupo --"Rojo Cereza"--inició su participación sin decir gracias a los jóvenes, además de que entre canción y canción, se les interrumpía largamente para ofrecer regalos.
"Quién trai unas zapatillas rojas, quién, le regalamos una jarra." "Una señora que sea mayor de 50 años, que pase y le regalamos un plancha." "Alguien que se llame Cecilia y que lo demuestre."
"Alguien que haya venido..." Cubetas, jarras, contenedores de comida, planchas, relojes, etc., algunos terminaron rotos en el suelo, otros llenos de tequila, otros olvidados, y otros de seguro dejaron marca en uno que otro pleitonero.
La música seguía, cumbias, lo que más llama la atención. Ah, y un grupo se atrevió a interpretar 'regetón', y las cumbias seguían. Después, un grupo que está creciendo bastante, al que ya se había visto en el quiosco, al que le gusta la música. "Sexto sentido", iniciando con "Corazón espinado" de Santana y Maná, pero otra vez el sonido, le suben el volumen para matar a los sordos y dejar sordos, la buena interpretación de estos muchachos se opacó por la mala sonorización. Se notó más cuando interpretaron a The Eagles, el Hotel California, donde la voz, los teclados, a veces hasta las guitarras, variaban de muy mal modo en las voces. Fue una lástima porque la prepararon muy bien.
Antes de que este grupo joven, sexto sentido, terminara, la gente ya se estaba moviendo al otro escenario. Donde el grupo de cumbias, Sangre Antillana, "el esperado", haría gala de su conocimiento musical.
Los reconocimientos fueron entregados por un representante del Presidente Municipal, a quien se le vio nervioso, sin imaginación, sin saber qué decir, además de resaltar a quienes conocía y a quienes no los dejaba con sólo nombrarlos. Pero todos quieren música y no escuchar pendejadas demagógicas, todos quieren disfrutar la vida y no escuchar lamiscones que ciernen tonterías en lugar de sentimientos y razones.
Ya en la madrugada, borrachos amables a los que todos quieren caer bien y extienden su mano hasta a los policías, quienes no corresponden al saludo y sí ponen caras desafiantes y provocadoras de enojos. Borrachos que se encuentran con un pretexto para soltar golpes y mostrar su hombría, que consiguen más botellas y la siguen en lo misterioso de sus casas, o en la seriedad de sus sueños.
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