Nuestro presidente, Felipe Calderón, está derramando en su cerebro una sustancia que se llama ignorantia y que no es provocada por el consumo de alcohol o alguna droga, es provocada por la ambición de recibir dinero y pagar favores que durante la campaña comprometió. La ley del ISSSTE fue un negocio para él, vendiendo a los bancos el derecho de administrar (y con intereses y cuotas millonarias) los 25 mil millones de pesos que los trabajadores del estado dejan en la institución. Luego amenaza al pueblo con la urgencia de una inversión en PEMEX, la cual no puede costear el estado, o de lo contrario las reservas de petróleo se acabarán en diez años. ¿Es que debemos creer esto? Los analistas económicos coinciden que es una farsa eso de que las reservas se estén terminando, si así fuera empresas como Repsol, Mobil, Exxon, etc. no estarían interesados en invertir y comprar la paraestatal. Calderón, al igual que Fox, Zedillo, Salinas y demás, nos quiere ver la cara más de lo que lo hizo el 2 de julio, en donde se demostró lo inútil y fraudulento que es el IFE para arreglar los asuntos legales en materia electoral, dejando circular 400 mil spots sin monitorearlos y justificar su existencia electoral.
Todo esto sucede en un marco de injusticia y autoritarismo corporativo, vemos a Elba Esther Gordillo haciendo convenios con Calderón. Y vemos a la SEP mutilada y sin objetivos, a las universidades desencajadas de la vida y del camino del país, a la cultura caminando a marchas forzadas por su propio camino, a los partidos políticos haciéndose amigos y cambiando ideales cada vez que se les ocurre, etc. También se nota a los empresarios crear empresarios para integrar un lavado de dinero oculto por las mismas autoridades, a los ricos tomando todos los apoyos gubernamentales dejando fuera de esto a los que necesitan ese trabajo y dinero, a los políticos cobrando favores por su voto a tal ley, a la gente muriendo de hambre en las calles, etc.
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