Por Jorge Esteban López García
En Tlaxco también hay bellos paisajes, recorridos que se transforman en poesía cuando llueve y el suelo húmedo deja amanecer los colores reprimidos de las nubes. Hay formaciones que degusta el espíritu, que recuerda con intención de nunca olvidar y sueña para siempre vivir contemplando lo que aún queda de la naturaleza. Allí están esos lugarcitos, escondidos en nuestra inconciencia y poca voluntad por recordar lo que de verdad se debe. Allí están, ocultos, en los caminos donde no debería pisar el humano "civilizado" y sí el que es por naturaleza humano.
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