Jornada electoral intensa

Por Jorge Esteban López García

Ése frío que caracteriza a Tlaxco no lo dejará de hacer jamás, ni siquiera en campaña, donde la calentura mental e ideológica sobrepasa la climatológica pero no hace olvidar que existe la piel. Lo sorprendente es el cambio repentino, las chamarras se derriten y las frentes humedecen los ojos con sudor tibio. Esto no impide nada, no que los candidatos caminen y suden y hablen, no que su gente invite a la reunión y reparta volantes, no que se ande con el suelo quemando los pies. Para que horas después, el frío asuste y la lluvia amenace con detener todo proselitismo.
Hoy fue un día muy intenso, la mayoría de los candidatos coincidieron en los pueblos visitados. Alfonso se fue a Graciano Sánchez junto con Saul Gutiérrez, mientras que Germán aterrizaba con su grupo en Maguey Cenizo y la gente de Casa Blanca preparaba no convencida una comida para Manuel Salinas y Arely Sosa pensaba en llegar a esa zona sin mucha sorpresa.
Tuve la oportunidad de ser invitado por Germán para cubrir sus visitas, las cuales fueron muy personales, de puerta en puerta y platicando con la gente la problemática existente en su comunidad. Regaló globos, folletos, cartas, palabras, ideas, propuestas y a cambio recibió respuestas cordiales, de gentiles personas que aseguraron estar cansadas de todos los gobernantes y de todos los candidatos que ofrecen mucho, que regalan todo por obtener un voto y ya teniéndolo se olvidan de que alguna vez pisaron esos lugares. Mientras esto pasaba, tuve la oportunidad de mirar la gente de Saúl, quienes pasaban lentamente mirando cuántos y quiénes acompañaban al candidato de Convergencia. Alguna señora me dijo: "Quiero conocer al candidato, acá no ha venido ninguno, no los conozco". Mientras esto sucedía la comida en Casa Blanca ya se preparaba.
Matamoros fue mi segundo sondeo, la gente allí dice que el candidato fuerte es Delfino: "¿Y para presidente municipal?" Responden: "Sergio, pero no sabemos nada de él. Queremos escuchar a este señor Germán." En el lapso en que la reunión se hacía, candidato y ciudadano, algunas personas me aclararon "que los presidentes de comunidad no han hecho nada allí, las calles están así por el pago de un monte que se disputaba Matamoros con el Rosario, y esto es lo que tenemos, pero nos hace falta mucho." Cierto es lo que dijo esta persona, algunas calles están destrozadas por el olvido, calles que cada vez se hacen más grandes porque la gente no deja de habitar el lugar.
Casa Blanca, que al contrario de Matamoros, no tiene calles, no tiene limpieza, no tiene cuidado de su presencia. Las bancas del parque tiradas, las canchas de básquet con pasto, basura, el drenaje peligrosamente destapado a medio pavimento, etc. Pero eso sí, ya tenían lista la comida cuando llegamos, lo único malo es que no fue para nosotros, sino para Manuel, que era esperado por la gente de allí para ser escuchado mientras se comía un taco. Todo ello rodeado en un contexto de duda hacía su persona, pues no están seguros de su "proyecto". En el lapso de esta visita, observé por qué el pueblo está tan sucio: en el techo del quiosco está la escoba, es difícil bajarla.
Rosario, ése pueblo. Tiene magia porque restan casas de madera, la melancolía en sus calles de humo de leña, las paredes de adobe con techos de tejamanil, los señores limpiando sus animales y dándoles de comer, los niños jugando en el lodo, la vista de la Peña, las calles de lodo, todo eso aún existe en Tlaxco. Lo malo es que también la gente ya no quiere escuchar a nadie, se le plantean preguntas y las rechaza: "Todos son iguales, nadie hará nada por el pueblo." Eso es haber perdido la esperanza de lograr algo importante en la vida, la culpa es de estos gobiernos corruptos. Pero las calles no se han terminado, todavía quedan seres con esperanza. Mientras, Arely ya terminaba sus visitas en Casa Blanca y Manuel a penas iba a ese pueblo para comerse aquél taco que ya le tenían preparado en ése mismo pueblo. Germán terminó su jornada comiéndose felizmente unos sandwiches, que por cierto, estuvieron sabrosos.