Por Jorge Esteban López García
La naturaleza es obvia, razón por la cual somos lo que somos, solo alguien más en el universo. La diferencia es que unos saben distinguir con más precisión algunas cosas y otros con precisión otras. En el caso de nuestro presidente, confunde la magna tarea de gobernar con la insignificante de hacer demagogia y campaña política.
Se olvida que ya pasó la campaña, que ya no está rodeado sólo por quienes votaron por él. Se olvida que gobierna a un municipio entero que ha desarrollado, mediante esa naturaleza, distintas formas de ver la vida y de vivirla. Este ha sido uno de sus más grandes errores, defecto que puede ayudar a un gobernador desesperado por seguir en el poder.
El pueblo lo puede quitar, aún no siendo la intención. Pero desgraciadamente Ortiz se puede favorecer de esto para fortalecer sus planes políticos. Salinas ya le sirvió al "gober" en la obtención de un bastión importante, ahora ya no le sirve porque sabía que no le iba a servir después; porque era obvio que su naturaleza y sus labores como comerciante no encajarían con las de edil; porque sus discursos erróneos, incoherentes, sin sentido, sin un argumento bien fundado y todo lo que se pueda decir, afectan los planes -que de por sí son débiles- para la siguiente gobernatura.
Ser comerciante no es malo, ni es indicio de ser ignorante o tonto. Es respetable la tarea que se hace día a día para hacer crecer un negocio. Pero no es lo mismo ser comerciante que ser Presidente Municipal, menos cuando no es por convicción. Manuel Sosa Salinas dio a entender durante su campaña que el pueblo quería que él fuera presidente, el no quería serlo, pero si mi gente dice que lo sea lo soy. Qué clase de persona puede estar al frente de un ayuntamiento porque el pueblo quiere y él no quiere, esa es una de las debilidades más grandes que siempre tuvo. Gobernar es hacerlo porque se quiere, porque se desea ayudar al pueblo, porque se tiene la vocación de ayudarlo. No se trata de que mi gente quiera y yo me la crea, es absurdo vivir porque me dicen que viva.
Ayudar, no es regalar ni dar limosna ni ofrecer a la iglesia ayuda ni a los pobres comida. Es promover el cambio, catapultar el desarrollo y bienestar, construir un futuro.
Si nuestro edil no "se pone las pilas", solito caerá como empujado por el leve viento de la historia y ni su misma gente podrá levantarlo del oscuro lugar llamado olvido.
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