Por Jorge Esteban López García
Después de tanta lluvia, los cultivos de Tlaxco no salieron tan afectados, algunos ya están verdes y fuertes como se espera siempre. Otros, a causa de tanta agua, se quemaron, pero fueron zonas donde las pendientes no ayudan a la descongestión del vital líquido.
El problema, en realidad, no sólo es la condición climática, tiene que ver con aspectos culturales y sociales. Por ejemplo, en los planes de estudio de la mayoría de las escuelas no hay materias que traten el tema del cultivo de plantas, árboles o cualquier otra cosa que tenga que ver con la ecología y medio ambiente. Todo está enfocado ya, a la cuestión industrial y tecnológica, a la memorización y a la mecanización, apuntando al olvido de la producción de los propios alimentos o de la comercialización de los mismos.
Las últimas generaciones desarrollaron un interés por el dinero y no por la vida tal como es, la misma educación escolar lo permitió. Esto los llevó a conseguir el dinero de manera fácil y sin cuidar lo que, a los afortunados, sus padres les dejaron como propiedades. Ahora hay muchos terrenos agrícolas que se venden por este desinterés. A parte, como efecto de esta misma mecánica, la poca producción de los pocos campesinos, se compra barata o se echa a perder.
Proponer planes de estudio donde exista el objetivo de desarrollar gente que no sólo se interese por las tecnologías u otras materias de la sociedad, haría que el campo mexicano no se llenara de casas, negocios, lotes baldíos, etc., y sí generaría una mejor imagen y un sustento para muchas familias, un porvenir para muchos niños.
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