Por Jorge Esteban López García
La noticia sorpresiva de que Ingrid Betancourt fue rescatada es muy emocionante, hace unos meses Adolfo Castañón redactó una carta muy hermosa dedicada a la prisión que vivió durante seis años esta mujer. La redactó inspirada en esas fotos donde reflejaba una mirada cabizbaja, una mirada llena de ilusiones y nunca derrotada, siempre pensando en la lucha de cada uno y de todos por un mundo mejor.
Pero ese triunfo, que considero sólo de Betancourt, se pinta de la ignorancia de los gobiernos de Colombia y Francia, así como en su tiempo sucedió con México con las muertes de aquellos estudiantes mexicanos. Pintan de heroísmo todo, se hacen héroes del sacrificio y sufrimiento ajenos, o culpan de lo malo a otros. Betancourt triunfó por sí misma en su silencio que gritó y seguirá gritando, victoriosa es no por haber sido rescatada sino por sacrificar algo de su vida por seguir sus ideales.
Pero más allá, es un ejemplo de vida, y muestra de que cualquier detalle de este tipo hace mártires políticos a cambio de resultados políticos.
Me recuerda esto no sólo a casos demagógicos, también a desapariciones, secuestros, luchas por una vida que sea por lo menos digna y que, en el mundo, trata de eliminar el sistema. Luchemos por nuestros ideales, tan sólo viviendo.
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