Análisis de la Feria

Por Jorge Esteban López García

Probablemente para el Patronato de Feria y para algunos del H. Ayuntamiento, la feria haya sido un éxito, pero para el pueblo no fue así. Los reclamos fueron de todos lados, hasta de los más pobres que al parecer se les puede convencer con un boleto de diez pesos para subirse a un juego mecánico. Contrario a los ricos, quienes aunque tienen las posibilidades de gastar en un juego de veinte pesos e irse a los eventos más caros y llamados de gala, se arrepintieron pues sólo encontraron mala organización y poca calidad en los artistas o eventos.
Silvestre Velásquez Guevara fue criticado por nosotros también por su mala organización de las ferias, pero tapaba eso con los artistas de “calidad” que traía. Siempre trajo cómicos famosos, artistas que se presentaban ante el público para divertirlo, grupos que el H. Ayuntamiento pagaba porque había presupuestado gastos e inversiones para tales objetivos. Comparar el programa de feria del año pasado con el de éste, me permite decir lo que estoy diciendo y no difamo a ningún funcionario, mucho menos a Roberto Zamora, quien dejó ver sus debilidades y falta de cerebro para realizar lo que se esperaba: La Feria de Tlaxco. De él teníamos muchas expectativas, a sabiendas del negocio que haría.
Dicen que el famoso baile del reencuentro, fue una sesión de música cristiana y góspel a la mexicana, es decir, cantos a Dios y a Cristo. Marcada por una cena que degustaron los comensales acostumbrados a los menús de Los Vitrales.
También señalan que Giovanni Domínguez fue un fraude porque no traía todo su equipo, pero aún trayendo todo, el morro no sabe de música ni canto. Desperdicio de dinero o querer tapar el ojo al macho es lo que hicieron y se notó más con el regalo de la cervecería: Yaguarú, un grupo de presumible calidad que nunca la demostró.
Difamación es la que hicieron con el baile de Carro Show, contratado por la empresa Alpura y presumido por el Patronato como evento de feria. También evento de la muerte, muchas personas estuvieron a punto de ser atropelladas por los carros, trailers, etc., que pasaban a esas horas.
El gustoso concierto de cámara que fue cambiado de sede a la mera hora, televisado por el canal local y a penas si bien presentado por el director de orquesta. Presentados igualmente, fueron los funcionarios, quienes de traje y muy serios demostraron el gusto que desde la cuna le han tenido a la música clásica.
Así como a este evento de la Sinfónica de Orizaba no le hicieron publicidad, hubo otro evento de muy buena calidad (pocos) del que nadie sabía, un grupo de ska que llegaba de la capital para encontrarse a los abuelos y padres cubriéndose del frío y soportando esa música escandalosa que nada tiene de buena. Ja. Ja. Pero no sabían que los chavos escuchan de esas rolas, lástima que fueron avisados ya tarde, pues a punto de culminar el slam de los músicos, los morros se atrevieron a pedir otras rolas y los admiradores de Panteón, Los Fabulosos, Skatalites, etc., se animaron a aceptar el “otra, otra…”.
Es un error no darse cuenta de que para saber hay que informar, para que la gente asista hay que invitar. Todos los años es igual, sólo en los grandes eventos se hace publicidad a lo loco, con Silvestre y Ernesto nos dimos cuenta, pero con este señor no hubo la conciencia de que el pueblo hace la feria y si no participa éste pues no hay festividad. Basta de que digan: “es el primer año que me toca la feria, para el siguiente la voz a hacer mejor, sólo deja aprendo.” Ya no se puede eso, debemos hacer el “encuentro” de todos aquellos que han organizado ferias y aprender de sus experiencias, seguir con las tradiciones de ferias pasadas y aportar ideas nuevas para que todo funcione de acuerdo a los tiempos y sin olvidar la historia.