Por Jorge Esteban López García
Últimamente vemos como México de desmorona en los conflictos políticos y de narcotráfico, en la degeneración religiosa y falta de educación, en la mentada privatización del petróleo y en la virulenta crisis de Estados Unidos. Mediáticamente todo funciona para confundir nuestra mirada y tapar nuestros oídos, para opacar nuestra presencia en un país que se derrite en el sueño omnipresente de los políticos.
Carlos Montemayor expresó ahora en su artículo de La Jornada que todo lo que salga del narco funciona para cubrir los verdaderos problemas y hacer un estado represivo, que atemorice y permita el control político del pueblo; que ayude a los gobiernos a negociar sin la observación de este pueblo harto pero distraído con los atentados, con el fútbol, con los reality shows y telenovelas de tv azteca y televisa.
La conciencia del pueblo se aleja de estas problemáticas porque no discierne con exactitud, a causa de los medios, lo que sucede. Se pierde en las noticias subjetivas de López Dóriga y en las niñerías de Loret de Mola, en las idioteces de Alatorre y compañeros, en los periódicos que a veces atacan y a veces lamen las botas. Pero nunca hace lo posible por comprender por sí mismo lo que puede estar sucediendo, pues se cansa de trabajar y de oír sobre la violencia y corrupción. No quiere más que jugar a estar tranquilo sin realmente estarlo.
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