Por Jorge Esteban López García
Todos los economistas piden un nuevo sistema económico para el mundo, hasta aquellos que defienden el actual. Uno de los que consideran necesaria esta modificación es el dirigente del Banco Mundial, a quien le preocupa la situación.
La facilidad con que el dinero se obtenía en los bancos, la facilidad con que las tiendas daban sus productos, la flexibilidad en las hipotecas estadounidenses, sobrecargó el gasto de los gringos y ahora resentimos nosotros estos efectos porque exportamos, trabajamos, compramos, etc., con ellos.
Todo el dinero está enclaustrado en algún lugar, no se inyecta capital para que circule, no se hace posible el intercambio que los mercados necesitan para desarrollar esa inversión-consumo necesaria para la existencia del comercio. Oculto está porque los que lo tienen desconfían de esta situación, porque las inversiones posibles de su bolsillo son riesgosas, porque darle al gobierno de donde agarrar es perder y regresar a la nacionalización que algunos gobiernos ya están usando para defenderse.
Obviamente el capitalismo ya no funciona, se deprime a cada rato y el consumo exagerado, junto con la facilidad crediticia y los altos costos que la tecnología, además de la falta de creación de empleos y el olvido del campo, mantienen al mundo en la horca.
También se vislumbra el problema del medio ambiente, dañado por la misma industria y las inversiones a corto plazo que se hicieron para obtener ganancias fáciles. Medio ambiente herido de muerte por la mala utilización de esas tecnologías y por la falta de instituciones educativas que desarrollen ese mundo más o menos armónico.
No todo el mundo está así, pero definitivamente lo que hace mover al de al lado hace mover al de más allá y así, cadena en la que unos salen más afectados, pero que definitivamente es provocada, en este caso, por una economía supuestamente fértil y generosa a la que a todos beneficiaría.
Sueños que fueron engaños y por ellos hemos comprendido por qué Carlos Salinas de Gortari vendió bancos y privatizó empresas del gobierno, obteniendo ganancias sustanciales para funcionarios y nunca para el pueblo, ganancias que ahora ni a los bancos benefician.
Poner a disposición del Grupo de los 7 a las economías emergentes es una solución, según dicen los especialistas, como para lograr un intercambio más directo y de confianza entre los países, desarrollando inversiones seguras que hagan crecer esas economías y, por lo tanto, puedan compartir sus recursos fortaleciendo la cadena de inversiones y consumos.
Otra solución podría ser la de liberar mercados censurados a otros países por diferentes situaciones, haciendo grande el intercambio de productos circulando el dinero.
Otra es hacer una guerra más grande que la que provocó Don Bush, para invertir, gastar y luego recuperar, manteniendo ese circulante que hace posible la economía capitalista.
Pero lo que sí es necesario, es cambiar la forma de intercambio comercial, el sistema capitalista, y desarrollar uno que permita a todos tener un desarrollo justo y libre de ordenamientos al consumo, es decir, que dejen de meterse los países poderosos como EUA en la vida de los demás..
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