Por Jorge Esteban López García Estos inmuebles, que antes fueron la estación de tren de Nanacamilpa, próximamente serán los museos de Historia y del Ferrocarril de este municipio de Tlaxcala. El primero contará con una donación por parte del INAH de 400 piezas arqueológicas, las cuales fueron encontradas en esta zona. El segundo, expondrá piezas relacionadas con los míticos trenes, que según se nos explicó, por estas vías sólo pasaron vagones de pasajeros con dirección a Oaxaca.
Aunque la estación no está en la cabecera municipal, pertenece a Nanacamilpa y el pueblito donde se encuentra recibe el nombre de Lira y Ortega. Los dos lugares se comunican mediante una bonita y adornada avenida, que se recorre fácilmente a pié, y en la que está prohibido la bicicleta.
Hay un pequeño monumento al tren, casi imperceptible pero bonito. Parece un juguete puesto por un niño allí para que nunca se le olvide. Se puede decir que es la entrada y a la vez la salida de la estación.
La comisión que se encargó de solicitar estos espacios, es la misma que hace labores de restauración y gestión para obtener más apoyos del gobierno. Entre la comisión hay personas que laboraron mucho tiempo en ferrocarriles. Uno de ellos nos explicó que el tanque de agua que aún se encuentra ahí, fue parte del repostador para las máquinas de vapor.
Nunca encontramos pulquerías abiertas, pareciera que en ese momento lo relacionado con viajar nos hubiera distraído. Porque jamás vimos el tinacal llamado Olga Brinsky, sólo vimos la estación de tren.
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