Demasiada fue la importancia de la elección del pasado 4 de julio para todo el país, además de que se eligieron gobernadores, diputados locales y ediles en 12 estados, era el momento para que el PRI demostrara su poder en el 2012 y preparara su posicionamiento para garantizar la Presidencia de la República.
Dentro de este contexto, Felipe Calderón, el PAN y el PRD tienen que negociar ante un partido que es la mayoría en San Lázaro, que gana nueve de los doce estados, que cuenta con un fuerte candidato a presidenciable y que tiene la sartén por el mango para que las negociaciones le sean favorables.
Hablando específicamente de Tlaxcala, el actual Presidente de la República junto con César Nava, eligen a Adriana Dávila Fernández como la candidata del PAN a gobernar el estado. Esto provoca conflictos entre la gente de Héctor Ortiz Ortiz (expriistas) y los funcionarios estatales del mismo partido (panistas de siempre). El actual gobernador, intentando garantizar su candidato, propone a cinco personas de su grupo más cercano, entre ellos Julián Velázquez Llorente y Perla López Loyo; el panismo local propone a otro grupo de 4 candidatos, entre ellos Sergio González y Adriana Dávila. Al perder el grupo de el gober, declaran en los medios de comunicación que trabajarían para lograr el triunfo de la candidata panista, a pesar de las muestras de inconformidad y rechazo.
Antes de esto, el PRI eligió candidato a gobernador, diputados locales, alcaldes y auxiliares. Para gobernador, Mariano González Zarur (de la planilla verde) venció a Lorena Cuéllar (de la planilla roja) en una elección interna llena de ilegalidades, inconformidades y corrupción. Este hecho atrajo la atención de los medios de comunicación, pues cada precandidato a diputado local, presidente municipal y presidente auxiliar, pagó una cuota para contender en la elección interna. Incluso, priistas afectados retuvieron por algunas horas a los dirigentes estatales, exigiendo la devolución de su dinero y la repetición de la jornada.
Ortiz Ortiz a pesar de que le quitaron su candidato del PAN, se mantuvo en la jugada con Mariano González, ya que en cuanto se supo lo de Dávila Fernández sus grupos iniciaron la marcha hacia el tricolor, entre ellos el de Perla López Loyo. También vio la forma de que los funcionarios de gobierno no trabajaran a favor del PAN en Tlaxcala, pero si del PAN en Puebla o del PRI en Tlaxcala.
Probablemente, para las negociaciones de Calderón y el PRI, perder algunos estados y ganar otros, le ayudó a mantenerse en el poder. Beatriz Paredes, Enrique Jackson, Manlio Fabio Beltrones, Diego Fernández de Ceballos, Jesús Ortega, Manuel Camacho Solís y muchos otros son beneficiados directos de esta elección. Esta manera de trabajar, mantuvo a Ortiz en el poder, pues creo que su estrategia funcionó ayudando al PAN en Puebla no sé por qué motivo. Jackson y Beltrones tienen a su candidato en la silla del Gobierno de Tlaxcala, Beatriz Paredez recupera y mantiene estados importantes, Ceballos no aparece pero sigue siendo poderoso o un atractivo para ciertos delincuentes, Chucho Ortega gana un estado tan importante como Oaxaca.
Lo que aún me causa dudas es si los candidatos perdedores sabían esta posible jugarreta de los políticos, pues probablemente sea un teatro montado el que hace Xochitl Gálvez en Hidalgo, o el de Veracruz con Yunes, o el que quería hacer Adriana Dávila en Tlaxcala pero que fue censurado por el mismo Felipillo al otro día con la felicitación que le hace a Mariano González Zarur.
Lo cierto es que en las elecciones de los 12 estados hubo rarezas, muchos medios de comunicación tienen las pruebas. Desde la falsificación de boletas, el acarreo de votos, el carrusel, la entrega de despensas o dinero, el robo de urnas y hasta la anulación de votos válidos existen pruebas en foto, video o audio donde se pueden demostrar los delitos de uno u otro partido. Pero lo más raro es que en Tlaxcala hubo inexplicablemente 84,000 votos más en la elección a gobernador que en las de diputados locales o alcaldes, haciendo creer que hay un padrón más extenso para un solo candidato.
Muchos explican que esta diferencia de votos es la prueba del fraude electoral, donde se compraron votos a favor de Mariano y haciendo que muchos de los candidatos del PRI ganaran sin hacer campaña. El famoso “Efecto Mariano”.
También hubo errores en las campañas de los candidatos perdedores, pero se dice que las infiltraciones y enjuagues entre uno y otro candidato, son los que ayudaron al triunfo o provocaron la derrota. En el caso de Adriana Dávila se le acusa de un error al haber aceptado la declinación de Minerva Hernández, pero también hubiera afectado a Mariano González la declinación de Perla López Loyo y Rosalía Peredo (dice no declinó, pero sí).
Otra señal de que Mariano y Ortiz se apoyaron fue la elección en Apizaco, en donde Reyes Ruiz iba ganando como se esperaba y Orlando Santacruz (se dice, su novio de Ortiz) perdía, como también era obvio. Todos declararon a Reyes Ruiz como ganador, pero se enteran de que el diputado local con licencia ya iba arriba por un margen muy pequeño de votos, nadie creyó este extraño fenómeno, en donde Ruiz jugaba al marianista y Santacruz al orticista.
Detalles así hacen que se supongan y crean muchas cosas más, pero lo que confirma todo este enramado de suposiciones es la entrada de Calderón en apoyo de Mariano, el triunfo de candidatos priistas que no hicieron mucha campaña, la repartición de distritos y municipios, la pasividad de Dávila Fernández, la intriga de los 84 mil votos, el trabajo de Ortiz a favor de Zarur y otras cosas que sabemos pueden pasar pero hay que buscarlas para confirmar los tejidos de la corrupción política.
Dentro de este contexto, Felipe Calderón, el PAN y el PRD tienen que negociar ante un partido que es la mayoría en San Lázaro, que gana nueve de los doce estados, que cuenta con un fuerte candidato a presidenciable y que tiene la sartén por el mango para que las negociaciones le sean favorables.
Hablando específicamente de Tlaxcala, el actual Presidente de la República junto con César Nava, eligen a Adriana Dávila Fernández como la candidata del PAN a gobernar el estado. Esto provoca conflictos entre la gente de Héctor Ortiz Ortiz (expriistas) y los funcionarios estatales del mismo partido (panistas de siempre). El actual gobernador, intentando garantizar su candidato, propone a cinco personas de su grupo más cercano, entre ellos Julián Velázquez Llorente y Perla López Loyo; el panismo local propone a otro grupo de 4 candidatos, entre ellos Sergio González y Adriana Dávila. Al perder el grupo de el gober, declaran en los medios de comunicación que trabajarían para lograr el triunfo de la candidata panista, a pesar de las muestras de inconformidad y rechazo.
Antes de esto, el PRI eligió candidato a gobernador, diputados locales, alcaldes y auxiliares. Para gobernador, Mariano González Zarur (de la planilla verde) venció a Lorena Cuéllar (de la planilla roja) en una elección interna llena de ilegalidades, inconformidades y corrupción. Este hecho atrajo la atención de los medios de comunicación, pues cada precandidato a diputado local, presidente municipal y presidente auxiliar, pagó una cuota para contender en la elección interna. Incluso, priistas afectados retuvieron por algunas horas a los dirigentes estatales, exigiendo la devolución de su dinero y la repetición de la jornada.
Ortiz Ortiz a pesar de que le quitaron su candidato del PAN, se mantuvo en la jugada con Mariano González, ya que en cuanto se supo lo de Dávila Fernández sus grupos iniciaron la marcha hacia el tricolor, entre ellos el de Perla López Loyo. También vio la forma de que los funcionarios de gobierno no trabajaran a favor del PAN en Tlaxcala, pero si del PAN en Puebla o del PRI en Tlaxcala.
Probablemente, para las negociaciones de Calderón y el PRI, perder algunos estados y ganar otros, le ayudó a mantenerse en el poder. Beatriz Paredes, Enrique Jackson, Manlio Fabio Beltrones, Diego Fernández de Ceballos, Jesús Ortega, Manuel Camacho Solís y muchos otros son beneficiados directos de esta elección. Esta manera de trabajar, mantuvo a Ortiz en el poder, pues creo que su estrategia funcionó ayudando al PAN en Puebla no sé por qué motivo. Jackson y Beltrones tienen a su candidato en la silla del Gobierno de Tlaxcala, Beatriz Paredez recupera y mantiene estados importantes, Ceballos no aparece pero sigue siendo poderoso o un atractivo para ciertos delincuentes, Chucho Ortega gana un estado tan importante como Oaxaca.
Lo que aún me causa dudas es si los candidatos perdedores sabían esta posible jugarreta de los políticos, pues probablemente sea un teatro montado el que hace Xochitl Gálvez en Hidalgo, o el de Veracruz con Yunes, o el que quería hacer Adriana Dávila en Tlaxcala pero que fue censurado por el mismo Felipillo al otro día con la felicitación que le hace a Mariano González Zarur.
Lo cierto es que en las elecciones de los 12 estados hubo rarezas, muchos medios de comunicación tienen las pruebas. Desde la falsificación de boletas, el acarreo de votos, el carrusel, la entrega de despensas o dinero, el robo de urnas y hasta la anulación de votos válidos existen pruebas en foto, video o audio donde se pueden demostrar los delitos de uno u otro partido. Pero lo más raro es que en Tlaxcala hubo inexplicablemente 84,000 votos más en la elección a gobernador que en las de diputados locales o alcaldes, haciendo creer que hay un padrón más extenso para un solo candidato.
Muchos explican que esta diferencia de votos es la prueba del fraude electoral, donde se compraron votos a favor de Mariano y haciendo que muchos de los candidatos del PRI ganaran sin hacer campaña. El famoso “Efecto Mariano”.
También hubo errores en las campañas de los candidatos perdedores, pero se dice que las infiltraciones y enjuagues entre uno y otro candidato, son los que ayudaron al triunfo o provocaron la derrota. En el caso de Adriana Dávila se le acusa de un error al haber aceptado la declinación de Minerva Hernández, pero también hubiera afectado a Mariano González la declinación de Perla López Loyo y Rosalía Peredo (dice no declinó, pero sí).
Otra señal de que Mariano y Ortiz se apoyaron fue la elección en Apizaco, en donde Reyes Ruiz iba ganando como se esperaba y Orlando Santacruz (se dice, su novio de Ortiz) perdía, como también era obvio. Todos declararon a Reyes Ruiz como ganador, pero se enteran de que el diputado local con licencia ya iba arriba por un margen muy pequeño de votos, nadie creyó este extraño fenómeno, en donde Ruiz jugaba al marianista y Santacruz al orticista.
Detalles así hacen que se supongan y crean muchas cosas más, pero lo que confirma todo este enramado de suposiciones es la entrada de Calderón en apoyo de Mariano, el triunfo de candidatos priistas que no hicieron mucha campaña, la repartición de distritos y municipios, la pasividad de Dávila Fernández, la intriga de los 84 mil votos, el trabajo de Ortiz a favor de Zarur y otras cosas que sabemos pueden pasar pero hay que buscarlas para confirmar los tejidos de la corrupción política.
Por Jorge E. López García
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