Ahora que han decidido echar la voz miles de hermanos, alzar los puños para exigir justicia, levantar las mantas para reclamar lo arrebatado, es el momento para aprovechar el camino trazado y cantar nuestros pesares y, también, nuestras alegrías.
Cierto que somos felices, pero dentro, muy dentro, estamos heridos de muerte. A punto de reventar están nuestras almas, porque los ruidos ya no son voces ni cantos, ahora son balas y órdenes militares que cuando vamos en la calle nos intimidan borrando casi en absoluto el poco brillo de nuestro México.
Miles de mexicanos caminarán en silencio para pedirle a esos "políticos" descarados, que renuncien a su estrategia. Marcharán para ver de frente a esos que nos hacen daño, exigiéndoles se larguen a sus guaridas y nos dejen vivir en paz.
México necesita brazos y piernas para trabajar y caminar, no necesita armas y muertos. Nuestro país requiere sediento muchos caminos, pero de los que conducen a Roma y no a las fosas. Los mexicanos pedimos educación y trabajo, nunca pedimos sangre y fusiles.
Aprovechemos estos días para acercarnos a nuestros hermanos y pedirles que mano a mano, restauremos nuestro territorio y esa magia nos ayude a recuperar la armonia de nuestros espíritus. Caminemos juntos de alma y hagamos que nos escuchen ahora sí.
Por Jorge Esteban López García
jorgelopezgarcia@carrogris.com
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