Por Ricardo Fernández De Lara
La iniciativa para edificar este santuario fue de la señorita Dolores Munive Bonilla, heredera en 1887, junto con sus hermanos Mariano y Francisco, de la Hacienda de Tlacotla. La primera piedra se puso el 11 de febrero de 1892. Cuando agotó la parte heredada, todos los domingos, conduciendo su volanta, recorría las haciendas vecinas para recaudar fondos y proseguir la obra. Al fin el 11 de febrero de 1898 comenzó a celebrarse la Santa Misa en el interior.
Lamentablemente la señorita Dolores cayó en cama falleciendo a las 6:30 de la tarde del día 17 de enero de 1910. Los burros dejaron de acarrear piedras, la volanta quedó olvidada, pero dejó un avance del 70%. Su hermano Mariano trató de proseguir la construcción pero la Revolución Mexicana interrumpió temporalmente los trabajos. Al término de la lucha armada, el maestro Luis Martiñón, su auxiliar Simeón Mejía y el escultor Domingo Acosta, prosiguieron los trabajos. Cada uno de ellos tuvo un hijo que se consagró al sacerdocio: Luis Martiñón, Domingo Acosta y Moisés Mejía Larios quien nació en el anexo el 4 de septiembre de 1909.
Aún sin torres y sin atrio, el Obispo de Tulancingo, Dr. Juan Herrera y Piña consagró el templo el 25 de junio de 1921. En esta fecha el niño Bartolomé Carrasco Briseño recibió el sacramento de la confirmación y con el paso del tiempo se convertiría en Arzobispo de Tapachula de Oaxaca a quien el Arzobispo Héctor Martínez lo llamó “Obispo de los Pobres”.
El 20 y 21 de octubre de 1925 el arzobispo de Puebla, Dr. Vera y Zuria, estuvo en Tlaxco visitando al Santuario, percatándose de que la obra estaba a cargo de la Sra. Paula Parada Viuda de don Mariano Munive Bonilla y de su hija la señorita Elena Munive Parada. En ese entonces el párroco de San Agustín Tlaxco era el Inolvidable canónigo Celso Delgado, decano del clero tlaxcalteca, originario de Españita, donde nació el 28 de julio de 1867 y murió en Tlaxco el 24 de noviembre de 1962, sus restos se encuentran depositados en el Templo Parroquial.
Por una u otra causa desde 1925 los trabajos se paralizaron y fue hasta 1981 cuando el padre Juan Bonilla, párroco en ese entonces, comisionó al joven Rodrigo Sánchez para que recaudara fondos y reiniciar la obra bajo la dirección del Arquitecto Arcadio Hernández Barrera y su hermana Ana María. Domingo a domingo Rodrigo Sánchez pedía la colaboración de la feligresía junto con un grupo de voluntarios que trabajaban para la misma causa, destacando la aportación y trabajo plausible de la señorita Leonila Zamora Zamora (Quien merece comentario a parte, porque esta persona ha dejado una huella imborrable en esta parroquia. Mujer llena de Dios con un cristianismo demostrado con las obras tanto de misericordia como materiales. Decía una persona al respecto, que este tipo de cristianos sólo se cuentan con los dedos de la mano). También Esperanza Hernández ayudó y, por supuesto, de toda la feligresía. Misma que el día 11 de febrero de 1998 celebró con júbilo los primeros cien años de culto al majestuoso e imponente santuario, fungiendo como madrina la señorita Guadalupe Márquez Herrera y presidida la celebración eucarística por su excelencia Jacinto Guerrero Torres, Obispo coadjutor de Tlaxcala, de feliz memoria.
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