Por Ricardo Fernández De Lara
En el año de 1892 llegó a esta ciudad el inolvidable Canónigo Celso Delgado, originario de Españita Tlax., (donde nació el 28 de julio de 1867), para hacerse cargo de esta parroquia de San Agustín Tlaxco, trabajo eclesiástico que desempeñó hasta el año de 1962 en que murió y sus restos se encuentran depositados en el Templo Parroquial junto a la puerta que conduce a la sacristía.
En el año de 1937 se pone de acuerdo con el profesor Luis Fernández De Lara Torres y le encarga la atención de la Notaría Parroquial y al mismo tiempo la dirección de una escuela primaria particular que funcionaría en el mismo curato (hoy Casa de la Cristiandad) con un horario discontinuo, toda vez que las clases se impartían de la 7:00 a las 12:00 hrs. y de las 14:00 a las 17:00 hrs.
La población escolar era más o menos de 40 alumnos (todos varones), quienes independientemente de las clases que recibían, se ponían a jugar en el patio junto a las caballerizas. Su entretenimiento consistía en el juego al balero, al trompo, a las canicas, al yoyo, al béisbol, etc.
Como dato curioso les contaré que en los días en que a las 7 de la mañana todavía estaba oscuro, los alumnos que tenían la necesidad de pasar por el zócalo para llegar a la escuela, le daban vuelta porque les daba miedo atravesarlo, ya que estaba lleno de árboles gigantes llamados alcanfores que a esas horas daban un aspecto imponente y dantesco en medio de la oscuridad, y los niños le tenían miedo a la llorona.
La escuela participó en las fiestas cívicas inclusive en algunos desfiles participaban portando fusiles de madera que hacían más vistoso el contingente.
En otro orden de ideas, recordamos a los alumnos; algunos ya se encuentran gozando de Dios y otros todavía los llegamos a ver por nuestras calles.
De los alumnos que estuvieron en esa escuela mencionaremos a los hermanos Lauro, Miguel, Herlindo y Eduardo González (originarios del Rancho Conzoquío), Julio Gutiérrez (hermano de la muy conocida “China”), Jesús Hernández Morales (varios años siento un taxista eficiente), Bernardo, Joel y Juvenal Arroyo González (hijos de Don Bernardo y Doña Isidra), Bernardo Lanzagorta Romero (se dedicó al autotransporte y ayudó a mucha gente), Jesús Caballero (llegó a desempeñar importante puesto en la Secretaría de Hacienda), Juan Bonilla Alvarado (llegó a ser sacerdote, párroco de este lugar y actualmente Rector del Templo del Calvario), Roberto Zamora Pérez (muy hábil tocando piano y acordeón, llegó a ser Presidente Municipal de 1968 a 1970), José Grant Munive (hijo del “Míster” y muy entusiasta en las veladas), Rodolfo Moctezuma Zamora (gran comerciante que con asombrosa agilidad despachaba en la tienda), Raúl Caballero, Elías Zamora Pérez, Darío y Crescencio Pelcastre, Daniel Caballero, Mariano Munive Farfán (quien llegó a ser ayudante durante 15 años del coronel García Valseca, Director de una cadena de periódicos), Leopoldo Pavón (entró a las filas del ejército), Jonás García Machorro (gran maestro de albañilería, participó en la hechura del decorado del templo), Marciano Islas Barrera, Rafael Caballero, Pedro Munive Farfán (en la Cd. de México fue chofer particular de un corredor de bolsa apellidado Casamadrid), Adelaido Márquez, César Cesante, José Salinas, Pedro Caballero Herrera (un hombre siempre educado) y algunos otros que se escapan de la memoria.
En el año de 1937 se pone de acuerdo con el profesor Luis Fernández De Lara Torres y le encarga la atención de la Notaría Parroquial y al mismo tiempo la dirección de una escuela primaria particular que funcionaría en el mismo curato (hoy Casa de la Cristiandad) con un horario discontinuo, toda vez que las clases se impartían de la 7:00 a las 12:00 hrs. y de las 14:00 a las 17:00 hrs.
La población escolar era más o menos de 40 alumnos (todos varones), quienes independientemente de las clases que recibían, se ponían a jugar en el patio junto a las caballerizas. Su entretenimiento consistía en el juego al balero, al trompo, a las canicas, al yoyo, al béisbol, etc.
Como dato curioso les contaré que en los días en que a las 7 de la mañana todavía estaba oscuro, los alumnos que tenían la necesidad de pasar por el zócalo para llegar a la escuela, le daban vuelta porque les daba miedo atravesarlo, ya que estaba lleno de árboles gigantes llamados alcanfores que a esas horas daban un aspecto imponente y dantesco en medio de la oscuridad, y los niños le tenían miedo a la llorona.
La escuela participó en las fiestas cívicas inclusive en algunos desfiles participaban portando fusiles de madera que hacían más vistoso el contingente.
En otro orden de ideas, recordamos a los alumnos; algunos ya se encuentran gozando de Dios y otros todavía los llegamos a ver por nuestras calles.
De los alumnos que estuvieron en esa escuela mencionaremos a los hermanos Lauro, Miguel, Herlindo y Eduardo González (originarios del Rancho Conzoquío), Julio Gutiérrez (hermano de la muy conocida “China”), Jesús Hernández Morales (varios años siento un taxista eficiente), Bernardo, Joel y Juvenal Arroyo González (hijos de Don Bernardo y Doña Isidra), Bernardo Lanzagorta Romero (se dedicó al autotransporte y ayudó a mucha gente), Jesús Caballero (llegó a desempeñar importante puesto en la Secretaría de Hacienda), Juan Bonilla Alvarado (llegó a ser sacerdote, párroco de este lugar y actualmente Rector del Templo del Calvario), Roberto Zamora Pérez (muy hábil tocando piano y acordeón, llegó a ser Presidente Municipal de 1968 a 1970), José Grant Munive (hijo del “Míster” y muy entusiasta en las veladas), Rodolfo Moctezuma Zamora (gran comerciante que con asombrosa agilidad despachaba en la tienda), Raúl Caballero, Elías Zamora Pérez, Darío y Crescencio Pelcastre, Daniel Caballero, Mariano Munive Farfán (quien llegó a ser ayudante durante 15 años del coronel García Valseca, Director de una cadena de periódicos), Leopoldo Pavón (entró a las filas del ejército), Jonás García Machorro (gran maestro de albañilería, participó en la hechura del decorado del templo), Marciano Islas Barrera, Rafael Caballero, Pedro Munive Farfán (en la Cd. de México fue chofer particular de un corredor de bolsa apellidado Casamadrid), Adelaido Márquez, César Cesante, José Salinas, Pedro Caballero Herrera (un hombre siempre educado) y algunos otros que se escapan de la memoria.
Y como corolario de esta breve reseña, sólo 3 palabras: Felices tiempos aquellos.
1 comentario:
En esa foto se encuentran cuarto de mis antepasados dichos nombres son Miguel González como mi abuelo Lauro Gonzales herlindo González y el señor Lauro González como mis tíos abuelos
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