09 noviembre 2011

Los indignados

Por Jorge Esteban López García
Durante este año se planeó en España un movimiento que hasta este mes tendría efectos a nivel mundial. Diversos grupos de activistas en ese país europeo han dado al traste con expresar sus ideas, pero no encontraban la forma de hacerse escuchar, hasta que decidieron plantarse en una de las plazas más importantes de Madrid y gritar con todos los medios posibles sus inconformidades y propuestas.
Este movimiento tuvo los efectos esperados, el gobierno español reconsideró muchas de sus políticas y la agenda se modificó, aunque parcialmente, para integrar todas las voces del pueblo español.
Respuesta positiva a Los Indignados españoles, pero no suficiente porque estos vieron que sus gobernantes no eran lo suficientemente abiertos y capaces para aceptar propuestas en las que tenían que compartir todos los beneficios y dejar de lado los candados y filtros que les permitían dominar al pueblo.
A pesar del éxito parcial, estos activistas, en su mayoría jóvenes, lograron levantar las armas del pensamiento mundial y ahora en más de 100 ciudades del planeta hay Indignados, incluso en la Ciudad de México.
Los Indignados reclaman justicia en todos los sentidos de la palabra, pero sobre todo reclaman que la verdadera democracia sea tomada en cuenta por políticos y ciudadanos en la construcción de los pueblos. Exigen que las elecciones validen el voto del ciudadano pero como tal, no como un simple requisito para que funcione el aparato gubernamental. Reclaman que todas las voces sean escuchadas y nunca más registradas en millones de documentos que se archivan y nunca se vuelven a leer. Piden que el pueblo sea quien gobierne y aporte para el progreso del pueblo. Demandan hacer a un lado a los pocos que concentran la riqueza y distribuirla en todas las manos. Ordenan que sea el pueblo el que decida su destino, que sea el pueblo quien mande, que mediante la capacidad de pensar de los pueblos se construya ese mundo que con el neoliberalismo no se vio.
Tlaxco debería estar Indignado con sus gobernantes y consigo mismo, porque hasta la fecha ningún alcalde ha sido capaz de consensar con el pueblo sus necesidades. Porque hasta nuestros días el pueblo cambia lentamente y no se nota el progreso que esos funcionarios mentirosos dicen. Porque hasta hoy no se ha visto que el pueblo reclame sus derechos y sea capaz de responder por sus obligaciones.     

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