Por Jorge Esteban López García
El asesinato de dos estudiantes por parte de la policía deja entrever la ignorancia de nuestros gobernantes hacia con el pueblo y hacia con su propia ética política. Sin ningún motivo y tampoco pretexto, llegaron a golpear, balacear y matar a los estudiantes que se manifestaban en la autopista del sol, símbolo del neoliberalismo y la injusticia social mexicana, con la intención de callar su voz y la del pueblo.
Guerrero es uno de los estados con mayor número de manifestaciones normalistas, que buscan encontrar la justicia en el sistema laboral educativo y que también intentan conseguir apoyo para la educación guerrerense. Como es obvio, no lo han logrado, por eso mismo se manifestaban.
Aunque Ayotzinapa no es una de las regiones más pobres del país, sufre de la falta de interés por las autoridades, pero en este caso no solo fue la falta de interés lo que provocó la manifestación, también fue el desprecio, la incapacidad, la ignorancia, el odio de las autoridades hacia las peticiones de sus gobernantes. Fue la falta de políticas que beneficien al país y la poca voluntad de dirigir correctamente a un pueblo.
Se puede condenar este crimen provocado y permitido por las autoridades federales, estatales y municipales, pero sabemos que de nada sirve porque son oídos sordos. Solamente esperamos que el pueblo tenga memoria y sea capaz de darse cuenta lo que en verdad sucede con este y otros crímenes cometidos durante la Historia de México.
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