Por Jorge Esteban López García
Esta temporada de jazz en el Estado de Tlaxcala fue deficiente en cuanto a organización por parte del Instituto Tlaxcalteca de Cultura (ITC), puesto que en los carteles sólo decía Grupo musical, Fecha, Hora, Lugar, Entrada gratis, pero nunca decía (como antes), que se tenía que ir por el pase (gratis) a un lugar determinado.
Fue así que decenas de personas, amantes del jazz, llegaron al Teatro Xicohténcatl para presenciar la primera función de la temporada, pero les dijeron que no podían accesar porque no traían boleto, el cual se entregó en ese mismo lugar. Para entrar tenían que esperar a que no llegara la gente de boleto (quienes seguramente nunca estuvieron interesados en la temporada de jazz), esperar a que hubiera asientos desocupados o esperar a que empezara el concierto para que el ITC tomara una decisión. La fila de personas sin boleto se hacía cada vez mayor y del 100 por ciento de los que sí tenían boleto llegaron tal vez el 40 por ciento, lo cual hizo que saliera uno de los organizadores a decir que ya iban a pasar los que no tenían boleto (el que está en la foto). El evento iniciaría a las 18:00, pero inició a las 18:42.
Este primer concierto fue del Trío Polak, provenientes de la Ciudad de México, pero que su baterista vive en Tlaxcala y da clases de ese instrumento para el ITC.
Aunque se sabe que no son culpables los trabajadores, porque ellos siguen órdenes, en este caso de Wilebaldo Herrera, demuestran ignorancia a pesar de que llevan años trabajando en la organización del Festival Internacional del Títere, en el Festival Cervantino en Tlaxcala, en el Festival de la Ciudad de México en Tlaxcala, etc
Para el segundo concierto sucedió lo mismo, pues a pesar de que mucha gente ya sabía el tema de los boletos, no hubo la suficiente difusión del evento y de la mecánica para entrar. Sociedad Acústica de Capital Variable realizó su evento y lo hizo con calidad. La gente se olvidó de los problemas de organización.
Para el concierto de Paté de Fuá fue peor la organización, pues dividieron en una fila a mujeres y hombres, comenzó la lluvia y desesperadamente metieron a la gente a la explanada del Palacio de la Cultura, pero casi le querían tapar los ojos y oídos para que no vieran el ensayo pues "aún no empieza el concierto"; no se podían sentar en las sillas hasta que ellos dieran la orden, incluso quitaron de su silla al baterista del Trío Polak, quien tenía rato sentado esperando; la lluvía inició su tramposa existencia y orilló a los organizadores a que sentaran a todos en las sillas dejando tres hileras de adelante desocupadas para los funcionarios, o invitados o sólamente para Wilebaldo Herrera; la gente se sentó hasta adelante, pero fue regresada a la cuarta hilera; por allí andaba una mujer limpiando las sillas, se pensó que en cualquier momento recomendaría cómo escuchar la música, pero no. Minutos después le dijeron a la gente que avanzara dos hileras más, lo hicieron desordenadamente, incluso avanzaron quienes no y se provocaron algunas discuciones, entre esas la de unos muchachos que por caerle bien a su patrón no sabían que la forma de sentar a los asistentes sería absurda y no como dijo un trabajador: "Por Sentido común...", refiriéndose a las cintas puestas para apartar lugares, las que no sirvieron para nada. Al final, una decena de personas que llegó hasta el último, se sentó en la primera fila y cerca del director del ITC, quien estaba solo y sentado junto a su sombrero.
Hubo estos detalles y muchos más, pero Paté de Fuá pudo iniciar su desmadre con la juventud allí presente, ya que un grupo logró acercarse al escenario para bailar y pedir al grupo "otra, otra, otra..." Esto a pesar de que uno de los organizadores, sin conocimiento o sin la capacidad para observar que los músicos y los espectadores tenían que estar enlazados, pedía llamaran a la policía.
Desgraciadamente hubo mala organización, pero afortunadamente hubo calidad en los músicos.
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