Adolfo Hitler y su lugarteniente Hermann Goering voltearon a ver a México en plena Segunda Guerra Mundial: a través de intermediarios compraron millones de toneladas de crudo mexicano
para abastecer a su flota naval y pusieron en marcha una operación
secreta para hacerse de un pozo petrolero en Poza Rica, según detallan
los expedientes de los juicios del Tribunal de Nüremberg, a cuyas
transcripciones emeequis tuvo acceso luego de realizar solicitudes de información.
Los líderes nazis veían al país como una fuente de abastecimiento de
combustible para sus fuerzas armadas e incluso avalaron acuerdos
secretos para apoderarse de un yacimiento en el Golfo de México. La
siguiente historia se armó con base en los testimonios judiciales de los
personajes involucrados en este episodio desconocido de la historia.
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