Hermann Bellinghausen
La Jornada
El concepto de cultura se ha vuelto demasiado múltiple y se manosea en la voz de merolicos y políticos (vengo de la cultura del esfuerzo, establezcamos una cultura del respeto o del ahorro), miembros de una casta que lleva rato exhibiendo cuan inculta es, cuan impermeable al conocimiento y la reflexión. Pero cosas de la modernidad, el Estado neoliberal, a pesar de sus gerentes, sigue financiando a la cultura. De modo elitista, pero relativamente amplio. Tiene su mérito, ahora que el Estado se retira de sus funciones tradicionales y persigue otras (vender el territorio, arrendar nuestros tesoros, reprimir a gran escala, administrar los resultados), lejos de la estela revolucionaria y el funcional en su momento Estado desarrollista y de bienestar.
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