Cuentan que Don Aristeo amaneció muy triste, pero no decía por qué. Su esposa estaba muy preocupada, pero él no decía el motivo. De esta tristeza, actualmente llamada depresión, el señor amenazó a todos los que veía que se iba a suicidar en la laguna de Acopinalco.
Decidió salir muy temprano al lugar planeado. No tardó mucho en llegar, tal vez 30 minutos. Parecía llevar prisa.
-¿Qué pasó viejito?-Estaba muy fría el agua.
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