Por Jorge Esteban López García
Alguna vez Rosalinda Muñoz me tomó del brazo, cuando era Diputada Federal por el PRI, y me fue explicando cómo fue posible "Destinados a Crecer". Yo escuché con atención, porque para mi es importante saber cómo acomodan las piezas del ajedrez político. No me sorprendió, pero confirmé lo que eran rumores.
Actualmente el Ayuntamiento de Tlaxco es una burla, no por quien ahora ostenta el cargo de Presidente Municipal, no por quienes con dedicación y esfuerzo trabajan allí, no por quienes han luchado para que Tlaxco tenga un poco de vida, sino por el intento de jugar a mover la piezas del tablero del ajedrez político.
Para jugar ajedrez hay que saber, un peón puede ser el causante de un jaque al pastor, y eso no lo hace ser únicamente peón, lo hace ser la pieza que nunca se debió mover o la pieza que, sin esperarlo, ya era reina.
A diferencia del ajedrez, la política no es un juego, es realidad. La realidad duele. Duele como cuando te dicen: "El que se fue a la villa, perdió su silla." Son las reglas del juego, son tan simples y humanas, que son las que hacen divertida la vida.
No me adentro a las leyes, porque en México las leyes son 'lo que el viento a Juárez', pero sí me adentro al sentido común y a lo que una vez hice y ahora me están haciendo. Dicen que la vida da muchas vueltas... Una vez la vuelta me agarró desprevenido y que me dice: "Tranquilo, la realidad es así, no como tú quieres que sea..." Lo comprendí.
En este momento Tlaxco pasa por esto y me da tristeza, porque alguien quiso jugar ajedrez, así como jugaron con ese alguien, y le pasó lo mismo, sólo que acá no fue traición, fue lo justo. Palabras más, palabras menos, para que aprendan que deben terminar lo que empezaron y no intentar jugar a Paredes Rangel.
En el Cabildo de mañana se verá qué postura toman los presidentes de comunidad y regidores, además de qué tanto sigue influyendo la Presidente con Licencia, que tiene licencia, lo cual no quiere decir que debe seguir mandando. Si va a seguir mandando, entonces para qué pide licencia, y eso es sentido común.
Pero en México el sentido común es más común en los cacomixtles, o chiquinas, o chíquinas.
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