Sea o no secuestro, sea o no un acto ilegal el tener encerradas a un grupo de personas, lo que deseaban era hacerlas pasar un mal rato. Porque si la forma en que sellaban la caja donde guardaron documentos era motivo de burla, entonces significa que los documentos eran de poco valor y no había pretexto para obligar a que salieran sin esos.
Tampoco hay justificación para intimidar y amenazar, para burlarse y empujar, para censurar y estorbar en el trabajo de los medios de comunicación.
No entiendo cuál es el objetivo de hacer este tipo de actos en contra de alguien. Así como Gardenia y su grupo de fieles seguidores no entienden que mañana saldrán a la calle, así yo no entiendo qué ganan con decir "te cuidas" o "no vayas a sacar a la luz este video", o "no te amenazo, te lo prometo", o etc., cosas que de verdad, como amigos, como paisanos, como pobladores de un mismo hogar, sólo nos colocan en el lugar que nos merecemos.
Exageraría al decir que salimos vivos, pero no exagero al decir que todos somos una bola de pendejos. Jose Manuel Saldaña se atreve a preguntarme en un comentario (lo confirmé hoy en un video), que dónde está el millón del Pacmyc (él lo escribió: Pacmic); no sé si este programa apoya con un millón, tampoco he recibido esa cantidad de allí, pero se atreve a asegurarlo y hasta a difamar con su pregunta. Ni siquiera sabe qué es el Pacmyc, no tiene ni idea de lo que asegura.
Si acusan de algo, sustenten bien o digan: "Supongo", "creo", "considero", etc., no hablen y lean por chingar.
Me atreví a decirle a Pedro Yalil Zamora Perramón que me soltara, pero no pensé dañar el corazón de sus fanáticas. Y me atreví a decirle eso porque él se atrevió a decirme, frente a Jorge Arroyo y Noemí Barragán, que para la siguiente seleccionaría a sus amistades; y a reprocharme las quincenas del 2017, 2018 y 2019; y a decirme que, después de que le dije que haríamos cuentas de cuánto se han ahorrado de luz, Internet y de renta en el edificio del museo, se atrevió a decirme que haríamos cuentas de cuánto nos hemos ahorrado de renta por usar el Centro Cultural. Desconoce cuánto le ha invertido el gobierno del estado para mantener ese hermosos edificio de pie, no tiene idea. Y así muchos actos de intimidación, como apretarme y jalarme de la mano. ¿Para qué? ¿Para que sigan hablando mal de su esposa, Gardenia Hernández Rodríguez y familia?
Dice Yalil que era mi amigo. No sé desde cuándo, porque si me cobra el dinero que no ha salido de su bolsa, pues entonces debe ser una amistad muy rara.
Luego hay niñas que se ponen a defender lo indefendible. No sé si en dos meses y medio lo sigan haciendo. Por el bien de la amistad que muchos tenemos en el pueblo, no confundan "la química con la magnesia". En serio, si tienen algo de qué acusar a las personas, lean y escriban, no blasfemen.
Ayuden a Gardenia, no la hundan más. La vez que durante las votaciones su esposo de ella me fue a reclamar y reprochar, Beto Degante se acercó para decirnos que ya no discutiéramos, lo hizo porque de verdad soy su amigo (y lo aseguro porque quiero pensar que así es, y porque los dos sabemos que este show se acaba y tarde o temprano vamos a necesitar los unos de los otros), pero ¿los demás? ¿Me van a hacer daño, voy a seguir chillando hasta que alguien de mi familia aparezca aventada por allá, voy a seguir siendo niña como los que no tienen huevos para decir: "Nos chingaste..?" Este tipo me amenazó escoltado por muchos que se dicen mis amigos y que ni siquiera se atrevieron a decirle: "Deja de hacer pendejadas y guarda tu coraje..." Porque de seguro celebraron lo que me hizo y se rieron de mi a carcajadas; así como los muchos comentarios de perfiles falsos que me dicen: Chillón y niña (en el sentido más misógino).
Como periodista trato de ser objetivo y esperaba que alguien del equipo de Gardenia se acercara para decirme: "Estamos colaborando...", pero no, sólo se acercaron para intimidarme. Y así quieren que el pueblo les aplauda y les regale su voto. Dicen: "no chilles", así le dijeron a cientos de periodistas que han asesinado, y ya no chillan.
De lo demás, si lo mencionan, lo saben. Yo no tengo por qué andarles diciendo cuánto gano y cuánto pierdo, tampoco tengo por qué decirles cuánto gana Gardenia o Josefina o Marco Mena. Si quiero saberlo, investigo, si no quiero, pues no investigo. Así de fácil.
Por Jorge Esteban López García
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