Por Jorge Esteban López García
Edwin Gael Vera Cruz fue visto por casualidad, casi casi por accidente. Nadie creía que en Tlaxco un niño de 11 años pudiera bailar el trompo tan fácilmente y con tanta seriedad.
Llegó al concurso de trompos del 26 de junio del 2022 en Tlaxco, donde celebraban el Día del Padre. Al parecer la convocatoria era sólo para adultos, pues el objetivo fue celebrar a los padres, pero dicen que como no hubo la cantidad necesaria de participantes para llevar a cabo el torneo en base a la convocatoria, abrieron la categoría infantil.
Obvio no supieron lo que hicieron, porque siempre subestimamos a la niñez y se llevaron una sorpresa, porque este niño debió ganarse los 3 mil pesos que la convocatoria decía. Pero no fue así, compitió con sus contrincantes infantiles y les ganó el premio de 500 pesos, el reconocimiento de la gente y el aplauso de todos los asistentes.
Desde los 9 años aprendió a jugar el trompo, aprendió a bailarlo con gran dominio. Parece que le indica por dónde pasar y por dónde no pasar.
Muchos dirán que el Internet es para los ociosos y no ayuda mucho a la niñez, pero en el caso del niño vecino de Atotonilco es todo lo contrario, aprendió en Internet. Sólo la serenidad y concentración que alcanza para hacer bailar ese juguete tradicional no se aprende en Internet, a eso se le llama virtuosismo.
Sonriendo acepta uno que otro error, parece que lo disfruta porque aprende. Y sonriendo visitó al hacedor de Trompos, a Don Miguel Márquez, a quien admira por el hecho de hacer esos trompos gigantes y que hubiera querido recibir como premio a su destacada participación.
Allí estuvieron, en el Museo de la Madera, en la carpintería donde nace la magia y donde Gael también pudo demostrar la magia que nace de su amistad con el trompo.
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